El viaje ha empezado muy bien. Ni retrasos en los aviones, ni pérdida de maletas ni problemas en el trasbordo en Frankfurt. Las 14 horas totales de viaje han parecido dos (bueno dos…) pero mas corto y ameno de lo esperado ¿Por qué? Porque no hemos hecho mas que dormir y comer bien. Raro en un avión pero hemos comido de dujo. En el primero nos dieron unos sándwiches que no estaban mal y en el segundo, un Boeing 747-400 mas grande que el Taj Mahal nos atiborraron, que si cacahuetes, que si comida, que si merienda, en fin que antes de llegar a Delhi pensamos que hemos engordado porque hemos cenado 100 veces. El avión estaba plagado de guiris para nosotros, es decir, todos indios. Mucho turbante.
Llegamos a Delhi a las 00.30 horas (el horario de India es tres horas y media mas que en España) y después de esperar las maletas (salían todas menos las nuestras) llegamos a la salida y había un cartel que ponía DIGIPAL (Si, con P) y como el resto eran nombres raros nos decidimos ir con él. Menos mal que era nuestro guía jaja! Era un tío muy ajo pero solo íbamos a estar con él esa noche el resto del viaje tendríamos otro guía. Al principio no encontraba el hotel pero luego tras preguntar a un par de policías y tres perros callejeros (como la policía) nos indicaron que aquel callejón oscuro y tétrico era la calle de nuestro hotel. Nos impactó la cantidad de gente durmiendo en el suelo de la calle por todos los sitios.
Entramos en el hotel (Raúl Palace) sin mucho convencimiento ya que la fachada no se parecía en nada a lo visto en Internet. Nos dieron la habitación 305, que dice Carol que era la mas cutre del hotel y yo digo que era la mas cutre de Delhi. Carol le dijo al tío que que pasa y sin preguntar mas nos dio otra, bastante mejor hasta que vimos debajo de la colcha unas sábanas con manchas sospechosas. El baño era lo mejor. La ducha no tenía desagüe y supuestamente recogías el agua con un barreño (¿?) Evidentemente no lo probamos.
Como estábamos tan cansados sobre las 2.30 nos dormimos, eso si con un ruido del ventilador enorme que no oíamos gracias al ruido del aire acondicionado.