Por la mañana hemos visitado el fuerte de Jodhpur, el mas bonito y mejor cuidado de toda India gracias al Maharajá de Jodhpur. Había hasta audio guía, cosa inaudita por estos parajes y además toda la fortaleza es un recinto privado por lo que nadie te acosa para venderte cosas u ofrecerse como guía.
Es precioso y se ve toda la ciudad que es de color azul. Luego hemos visto otro mausoleo de Marahajás, el palacio donde vive el actual Maharajá (que es también un hotel) y carretera hacia Udaipur.
En el camino hemos decidido cambiar una vez mas de hotel, yendo al Hilton Udaipur gracias a una gestión de Peque (gracias!!!) y hemos salido ganando. No hemos parado a comer ya que queríamos llegar a Racknatpur donde hay un complejo de templos Jainistas increíbles. No hay una cosa igual, hemos flipado. Para que os hagáis una idea el complejo tiene 27 templos, el mayor tiene 1444 columnas de mármol tallado a mano y todas y cada una de ellas distintas, pero no en un adornito, no, totalmente diferentes. Hemos llegado a Jaisalmer tarde, la carretera era un infierno y el chofer estaba reventado así que no hemos salido del hotel.
Tras una noche no muy placentera, como siempre sale el sol, en este caso a las 5:30. El camellero se despertó, el del Jeep llegó, desayunamos, otra vuelta en camello y de nuevo a Jaisalmer donde nos espera nuestro conductor para llevarnos a Jodhpur.
Llegamos a las 3:30 y el conductor nos recomendó un hotel mas céntrico y típico indio que el que teníamos así que nos cambiamos. El hotel estaba bastante bien y salimos a dar una vuelta. Jodhpur es la ciudad mas sucia, maloliente y contaminada en la que hemos estado. Esto unido a un calor insoportable hizo que no tardásemos mas de una hora en volver al hotel, sudando como grifos. Mas tarde con un poquito menos de calor ya pudimos ver los bazares, las callejuelas, templos… Cenamos en la terraza del hotel (muy buenas vistas), no sin antes mirar con envidia a una excursión de unos 14 chicos franceses que habían llamado a pizza hut y que inundaron de pizza todo el hotel. En la foto podeís ver el hotel por fuera, se puede apreciar el kaos de la ciudad que a la vaca parece no importarla ya que está posando para la foto.
Por la mañana visitamos el fuerte de la ciudad. Un guía de la calle nos enseñó todo en perfecto castellano. Nos explicó además muchas cosas de los templos Jainistas y Budistas. La visita estuvo muy bien e hicimos muchas compras. ¿Quién dijo que la India era barata?
Luego habíamos contratado en el hotel un safari por el desierto y a las 2:30 vino a buscarnos en un Jeep un tío al que no conocíamos de nada y nos iba a llevar al desierto. Primero paró en un mercado y se subieron en nuestro Jeep una mujer con sari, un chico y una niña muy pequeña que fue la única que montó adelante y tardó 30 segundos en dormirse. No es que se durmiese normal, es que se durmió a lo largo con la cabeza estorbando al que conducía y evidentemente sin cinturón ni silla ni nada parecido. Paramos en un cementerio de Maharajaes y después en un poblado en mitad del desierto, de donde era el del Jeep, la señora y la niña. Si la India es pobreza extrema, ya en el desierto os podéis imaginar el panorama: 5 años sin llover, el pozo mas cercano a 5 kilómetros… Luego fuimos a otro poblado a por los camellos. A Salva le agarró un niño de 8 años de la mano (Vikram) y le empezó a llevar con paso rápido por todo el poblado. Era un poco sospechoso ya que los niños no se atreven a darte la mano pero le seguimos y nos quería meter en su casa para supuestamente enseñarla. Al entrar en una especie de patio salieron 3 mujeres que se abalanzaron sobre Carol y la intentaron quitar o robar el reloj, el gorro y el coletero todo a la vez, mientras el niño tiraba de Salva que iba toda pastilla y no se enteraba de nada. Pasado ese mal rato montamos con dos desconocidos camelleros y sus camellos rumbo al desierto. Los cuatro, mejor seis con los camellos, dimos un paseo de una hora por el desierto tan felices hasta llegar a una duna donde nos esperaba el del Jeep. Durante el paseo te descuenta de que estás en el desierto con dos tíos que no conoces de nada y que en España te darían miedo, sin nada alrededor, perola gente aquí es muy honrada así que sin problema.
Nosotros no sabíamos que era eso de dormir en el desierto, en los foros la gente decía frases como «No conoces el diserto hasta que no duermes en él» Me cago yo en el que escribió la frase!. Para nosotros fue una expierencia religiosas ya que no sabíamos como iba a acabar la cosa. Los del Jeep (2) se pusieron a cocinar mientras nosotros veíamos la puesta de sol comiendo fruta. Luego comimos lo que nos prepararon (el sabor no muy bueno y encima muy picante) y cuando se iba a hacer de noche cerrada, cogen los de los camellos y los del Jeep, empiezan a recoger el chiringuito, ponen dos mantas en el suelo y alá! A dormir… La cara de Salva era un poema jajaja, al final, cuando era noche cerrada llegó un tío, se sentó cerca de nosotros, cenó y se puso a dormir a nuestro lado. Encima no sabía inglés pero pudimos «adivinar» tras decir su nombre que era el camellero de Carol (Dryman) Con este panorama, con un cielo estrellado y en medio del desierto inmenso y el camellero diciendo que en el desierto puedes encontrar zorros, burros, antílopes y perros (de los cuales uno había venido detrás de nosotros desde el poblado) intentamos tomarlo con humor e intentar dormir…
A las 7 de la mañana ya estábamos en carretera. Tal y como nos dijo el chofer (todavía no sabemos su nombre y sospechamos que nunca lo sabremos) hemos tardado 12 horas en llegar a Jaisalmer ( 700 Km) con una única parada de media hora en distinguido «Desert Resort» Si algún día salís de viaje y no sabéis donde ir, pasado el byepass de Jhodpur (carretera nueva que de repente se acaba y tienes que ir por un camino por donde no van ni las cabras) podéis parar en el «Desert Resort», como su nombre indica, es un resort a todo trapo. Para que os hagáis una idea: Al llegar, el camarero y cocinero y señor de la limpieza (3 en 1) estaba tirado a la puerta como un perro sobando en el suelo. Al vernos se levantó relamiéndose (turistas!!!) Cuando entramos la primera impresión es de las que dejan huella, solo contaremos esto: Carol al sentarse en la mesa desinfectó el plato y el tenedor. India es un país curioso donde las matemáticas no son las mismas que en Europa. En el «gran» desert resort hemos pedido 2 coca-colas a 9 rupias por bebida, una bolsa de patatas a 20 rupias y dos platos de espaguetis con tomate a 140 rupias por plato. Bien, en India 9 + 9 + 20 + 140 + 140 = 420… Hemos llegado por fin a Jaisalmer, una ciudad dentro de una fortaleza. Hemos dado una vuelta por fuera de la fortaleza y mañana entraremos dentro. El hotel es muy chulo, parece sacadote las 1000 y una noches, con tv y aire acondicionado (un lujo en el desierto) y una azotea con unas vistas del fuerte impresionantes. Aquí hemos cenado muy bien. Un verdadero pequeño hotel con encanto.
Apéndice 1 – El tráfico en India
Aunque en India hay muchas cosas que te llaman la atención, el tráfico es algo fuera de lo común. Aquí no hay normas, o parece no haberlas. La mayoría de las carreteras son de dos carriles uno por sentido medio abandonadas. Si pasas por una zona de desierto te encuentras con una duna en el medio. El otro día pasamos por el «Jodhpur byepass» que debe ser como una circunvalación para evitar la ciudad. La carretera no estaba acabada, aunque no ponía nada, y tenías que circular por tramos de tierra hechos por los propios coches sin ningún tipo de señalización. Aquí ningún camión pasa de 40 km/hora y todos están tuneados en dos sentidos. El primero es que cuando te compras un camión nuevo rápidamente le tienes que tunear para que parezca que tenga 150 años, así vas a la moda. La segunda, mas en serio, es llenarle de dibujos de flores, colores llamativos, símbolos religiosos… y en el culo del camión, todos los camiones llevan puestas dos frases. Una es «horn please» o «Use horn and wait pass» y la segunda es «Use dippers at night». Esto es porque aquí todo el mundo circula por el medio de la carretera, independientemente de los carriles de esta, y solamente se quitan si les das las luces o les pitas.
Por eso cada conductor toca el claxon unas 100 veces a la hora. No se enfadan ni nada, pero se pitan constantemente para adelantar o avisar de tu presencia. Luego están las motos, estas no pasan de 60 por hora, pudiendo ir tantas personas y animales quepan. Yo he llegado a ver 6 personas en una moto, padre madre y cuatro niños, todos sin casco, como todo el mundo que va en moto. Otro vehículo muy utilizado es el jeep para safaris y movimientos de personas. Estos funcionan entre los lugareños como taxis. Si conoces a alguien este se puede subir, si le pilla de paso donde vas. Esto hace que en un jeep para dos personas adelante y cuatro atrás puedan ir cuatro delante, 20atras y 5 ó 6 en el techo, y no es broma. Luego está el coche, nunca pasa de 80 kilómetros por hora, velocidad acertada dado que cuando se va en carretera el que viene frente a ti puede adelantar al que lleva delante aunque te vea a ti, teniendo tu que frenar. No existe la línea continúa. Luego hay mas vehículos tipo motocarro, furgonetilla y demás. Las furgonetillas sirven por ejemplo para llevar y traer niños a la escuela, pudiendo ir 18 niños enlatados pero contentos donde caben 4. A todo esto hay que sumar el problema de los animales. Aquí casi todo lo que tiene patas es sagrado. Esto hace que los animales campen a sus anchas por donde quieran. Las vacas son las reinas de esto. Una vaca puede estar dormida en medio de una carretera totalmente tranquila siendo tu el que tienes que esquivarla como sea. También es curioso llegar a un paso a nivel con barrera. Si este está cerrado todo el mundo se sitúa lo mas adelantado posible, ocupando todo el espacio en ambos sentidos. Por ejemplo en primera línea puede haber dos coches y cuatro motos. Evidentemente igual en el lado opuesto. Cuando se levanta la barrera aquello es un gran premio de F1, todo el mundo por donde puede y lo mas rápido posible. Ambrósamente pasa todo el mundo. Por último todo esto en las ciudades se multiplica. No existen direcciones prohibidas, carriles, aceras, semáforos… nada. Todo el mundo pita frenéticamente, bicis, motos, coches, taxis (que son motos con 4 plazas). Todo vale, absolutamente todo. PD: Nuestro conductor, si, ese del que no sabemos el nombre, conduce descalzo.
Esta mañana nos hemos levantado un poco mas tarde de lo normal, hemos salido a las 8.30, hoy Lockesh se ha ido así que a partir de hoy hasta Jhodpur (10º día) estaremos solo con el conductor, que aun no sabemos como se llama ya que no le entendemos cuando lo dice.
Durante la mañana nos ha acompañado un guía que hablaba castellano y estaba sacado de Miami Vice. Camisa blanca, zapatos italianos, gafas de sol… era un guays de la pradera, con eso queda todo dicho. Además tenía mucha familia, amigos y demás por lo que nos ha llevado a una tienda de piedras preciosas donde tenían cosas horrorosas y no hemos comprado nada, además siempre te quiere vender que si un libro que si en esta tienda… era tan pesado que a las 2 de la tarde le hemos dado 700 rupias y el pasaporte hacía otros guiris a los que chupar la sangre. Por la mañana hemos visto el fuerte amber que es una antigua ciudad donde vivía un Maharajá con sus esposas. Para llegar te llevan en coche y luego te suben en elefante por la nada despreciable cantidad de 10 Euros por 10 minutos (quien dijo que India era barata?) mas propi al chofer. Mientras vas en elefante los lugareños desde abajo te quieren vender hasta a su madre, todo en perfecto castellano sin nosotros abrir la boca, debe ser que rebosamos patriotismo!!! Después del fuerte hemos el observatorio que se montó un maharajá hace 300 o mas años y donde hay un reloj de sol que te da la hora exacta. Luego el palacio donde vive el actual Maharajá y el palacio de los vientos, solo por fuera, ya que por dentro no vale nada (o no cobran nada por entrar y por eso no les interesa que entres). Hemos largado al guía, hemos venido al hotel y por la tarde hemos ido al templo hinduista de Birla que quizá es lo que mas nos ha gustado en todo Jaipur. Luego un par de templos mas pequeños donde entras en pieses, tocas a una diosa en la pared tipo elefante, tocas una campana las veces que te da la gana, pasas dentro, te dan unos caramelos de anís pequeños, tiras una moneda y te piras. Vamos como ir a misa pero en 40 segundos.
A la entrada del templo Carol ha comprado el polvo de color rojo (tipo pimentón) que los hindús se ponen en frente y el principio de la raíz del pelo hacia atrás (algunos de los que leen este blog tendrían complicado lo de ser hindú por lo de la raíz) y se ha pintado un bimdi (que escomo se llama) y los niños la decían «hindi, hindi!!» Al final del día hemos ido a los bazares caóticos a comprar cosillas. Ya hemos cogido el punto a eso de regatear. Salva es el rey del regateo jajaja, cuidadín a la vuelta!. Hemos puesto fotos de los tres primeros post para que os echéis unas risas a nuestra costa. Mañana tenemos 12 horas de coche a Jaisalmer y es posible que no tengamos gíreles hasta dentro de tres días. Besos a todos!!!
Nos hemos levantado a las 6 y hemos desayunado en la habitación. Aquí son serviciales 100% y el mismo que estaba dándonos de cenar nos ha triado el mega desayuno para 8 personas (quien dijo que Carol iba a adelgazar?)
A las 7:30 ya estábamos en carreta (por decir algo). Primero visitamos Fathepur Sikri, una ciudad abandonada al poco tiempo de fundarla los mongoles hace 300 años, por falta de agua. Aquí los guías locales literalmente se han pegado por nosotros (hay poco turismo) El guía que nos ha acompañado pronunciaba el inglés como mi padre, Carol pasaba de él y él de ella. Fijaos hasta donde llégale ingenio (o el hambre) que mientras el guía nos explicaba, un tío se iba quitando la ropa para tirarse a un tanque de agua verdosa y asquerosa mientras nos llamaba para que le hiciéramos una foto a cambio de pasta Evidentemente no colaboramos en dicha azaña. En el segundo palacio tuvimos otro guía que nos llevó dentro del patio del propio palacio a ver un puesto que estaba en el suelo y que era de su familia (aquí los 1300 millones de indios son familia…) Mientras un tío abanicaba a Carol (tal cual) otro nos vendía un elefante dentro de un elefante dentro de un elefante (si, si) Después de hacer una ofrenda en una tumba donde atabas una cuerda y pedías un deseo de regatear y comprar algo, vimos la segunda puerta mas alta del mundo y a su lado una cabra comiendo papel (que impactó mas que la puerta a Carol).
Tras querernos vender cientos de pulseras, elefantes, postales, llaveros… nuestro séquito nos acompañó al coche. Después de parar en un bar de guiris otra vez (esta vez sin cobra) llegamos a Jaipur sobre la 14:30. Como el Hilton en Agra nos flipó hemos hecho un change y estamos en el Hilton Jaipur que es clavado al otro. Fantástico. Queríamos comprar un sari y el guía, como no, nos ha llevado a la tienda de un amigo buena calidad buena precio. A Carol la están haciendo un sari a medida que traerán mañana por la tarde al hotel y hemos hecho algún que otro encargo. Luego hemos ido a ver algo de un Maraha, el templo de los monos donde los chavales dan plátanos a los monos (aquí todos los animales son sagrados, si pillan cerdo salvaje se lo comen, pero plan sagrado), una vuelta por el centro de la ciudad (bazares con tiendas para ellos) No hay turistas y la gente se para a mirarte o a hablar contigo solo para aprender el idioma. Después de un par de compras, hemos ido a un restaurante “familiar” muy cutre por fuera pero por dentro todo ok. Hemos cenado bien, vuelta al hotel donde por fin funciona el wireless y publicamos esto.
Después de dormir ni 5 horas fuimos a desayunar a la azotea del hotel, desayunamos bien, por 192 rupias y al aire libre, con unos 30 grados y bofetada de humedad. Nos recogió el “nuevo” guía Lokesh que es el jefe pero no conducía. Conducía otro que aun no sabemos su nombre, tiempo al tiempo porque no sabemos si habla. Delhi tiene 20 millones d habitantes, y parece, que por ley, tienen que salir todos a la calle, preferentemente en moto, bici o coche. El tráfico era un caos, pero no esos atasquitos de la M30 a la vuelta de un puente. Imaginaos una carretera de dos carriles por sentido. Pues en el carril izquierdo podía verse a nuestro guía que adelantaba a un coche, que estaba adelantando a un carricoche que adelantaba a una bici con un tio y 10 gallinas que estaba intentando no pillar a una fila de tres chavales que iban al colegio andando mientras sorteaban unas 6 motos y no exageramos, eso con suerte de que por el carril contrario alguien no tuviese la feliz idea de ir por nuestro carril o cambiar de sentido. Resumiendo no hay normas de ningún tipo, aquí los famosos no se tienen que ir a Cuenca a sacar el carné, aquí no hay carné. Mientras en las aceras veíamos la miseria de la pobreza a la cual Salva se acostumbró rápidamente (poco puedes hacer) El viaje fue raro, se nos cruzaron perros, vacas, ovejas, cabras (hasta aquí normal) cerdos, jabalíes (algo menos normal), monos, serpientes, lagartos gigantes, osos (esto ya no es normal) Un tío ponía un oso a dos patas (versión cabra española) mientas golpeaba el cristal para hacer que le hiciéramos fotos por dinero ya que todo es por dinero y el 100% de su ingenio está dirigido a sacar dinero a los guiris (sobre todo a Carol) Nos paramos en un bar para guiris (todo caro) en mitad de la nada y cuando nos íbamos apareció un señor con una cobra y una flauta para hacerla salir y como la cobra no nos miraba la atizó con la flauta mientras la decía en hindú “míralos coño!” Increíble. Llegamos a Agra al Hotel Trident Hilton Agra. Amor a primera vista. Dejamos las maletas y fuimos al fuerte rojo de Agra. Casi no hay guiris por aquí, por lo que los indios nos mirar y se vuelven locos. A Carol la pidieron hacerse una foto con una familiay la encasquetaron a un bebé, todos felices, ella y los indios.
Después fuimos al Taj Mahal. Aquí lo tienen todo estudiado. Primero te dejan a 300 metros del Taj para que te suba un tío en bici, burro o carricoche (opción que cogimos nosotros, regateando como siempre sin mucho éxito) El carricoche te lleva hasta 50 metros del Taj, donde te empiezan a abordar miles de niños con postales, llaveros o tarjetas de tiendas. Tras comprar la entrada (15 Euros por cabeza, los indios pagan 40 céntimos) nos cachearon a saco (cachete con cachete pechito con pechito y ombligo con ombligo) Aparte n puedes meter móvil (date la vuelta, dejalo en un cuchitril con las mas sofisticadas medidas de seguridad (un tio con una libreta) y vuelta a la cola y vuelta al manoseo. Cuando Salva llegó de segundas, después de pegarse un fregado el segurata me dice que el cable USB de la camarada fotos tampoco (estos se creen que soy Mc Giver y con un cable, un teléfono y un chicle puedo volar el Taj Mahal) De terceras ya me dejaron entrar, menos mal…Una vez dentro y antes de llegar al Taj, podemos decir bque somos las únicas personas que se han metido un sándwich de chorizo y jamón. Nos pillaros (obviamente) pero no pasó nada, solo que no se puede comer y ya está.
El Taj es impresionante, una belleza, nunca lo olvidaremos por muchas razones. Después de mil fotos lo vimos por dentro y está mas vació que la catedral de Valladolid, solo una tumba que huele a pies ya que en las mezquitas árabes tienes que entrar en pieses.
Después del Taj Lockhes nos llevó a una tienda (amiga, buena calidad) de te, pillamos algo de te (te pa tos) quien venga a casa: toma te! y para el hotel. Ducha, cenamos en el propio hotel muy bien y a sobar.
El viaje ha empezado muy bien. Ni retrasos en los aviones, ni pérdida de maletas ni problemas en el trasbordo en Frankfurt. Las 14 horas totales de viaje han parecido dos (bueno dos…) pero mas corto y ameno de lo esperado ¿Por qué? Porque no hemos hecho mas que dormir y comer bien. Raro en un avión pero hemos comido de dujo. En el primero nos dieron unos sándwiches que no estaban mal y en el segundo, un Boeing 747-400 mas grande que el Taj Mahal nos atiborraron, que si cacahuetes, que si comida, que si merienda, en fin que antes de llegar a Delhi pensamos que hemos engordado porque hemos cenado 100 veces. El avión estaba plagado de guiris para nosotros, es decir, todos indios. Mucho turbante. Llegamos a Delhi a las 00.30 horas (el horario de India es tres horas y media mas que en España) y después de esperar las maletas (salían todas menos las nuestras) llegamos a la salida y había un cartel que ponía DIGIPAL (Si, con P) y como el resto eran nombres raros nos decidimos ir con él. Menos mal que era nuestro guía jaja! Era un tío muy ajo pero solo íbamos a estar con él esa noche el resto del viaje tendríamos otro guía. Al principio no encontraba el hotel pero luego tras preguntar a un par de policías y tres perros callejeros (como la policía) nos indicaron que aquel callejón oscuro y tétrico era la calle de nuestro hotel. Nos impactó la cantidad de gente durmiendo en el suelo de la calle por todos los sitios.
Entramos en el hotel (Raúl Palace) sin mucho convencimiento ya que la fachada no se parecía en nada a lo visto en Internet. Nos dieron la habitación 305, que dice Carol que era la mas cutre del hotel y yo digo que era la mas cutre de Delhi. Carol le dijo al tío que que pasa y sin preguntar mas nos dio otra, bastante mejor hasta que vimos debajo de la colcha unas sábanas con manchas sospechosas. El baño era lo mejor. La ducha no tenía desagüe y supuestamente recogías el agua con un barreño (¿?) Evidentemente no lo probamos.
Como estábamos tan cansados sobre las 2.30 nos dormimos, eso si con un ruido del ventilador enorme que no oíamos gracias al ruido del aire acondicionado.